viernes, 30 de mayo de 2008

Prinsessan och svinaherden - La Princesa y el porquerizo

Llegamos así al último, ingenioso y divertido; y con el valor agregado de que fue el trabajo que puso en contacto por primera vez a Bergman con esa actriz tan importante en las películas y la vida del maestro: Bibi Andersson. Si no supiéramos qué personaje es, lo podríamos deducir de la inconfundible sonrisa que le dirige al viejo, y que hemos visto en tantas películas, desde Fresas salvajes a El toque:
«Yo filmé, sin ser visto y para uso privado, a Bibi Andersson con un vestido fin de siglo ligeramente escotado, sentada en un prado dándole a Víctor [Sjöström] fresillas silvestres a la boca. Él trata de mordisquearle los dedos y ambos se ríen, la joven mujer se siente patentemente halagada, el viejo león ostensiblemente embelesado...» (Linterna mágica, pág 193)
Esa pequeña filmación - ad usum privatum- la muestra muchos años después, en Bergman y el cine (Marie Nyreröt, 2004). prometo extraer la escenita para colgarla en el apartado de Bibi Andersson [lo prometido es deuda]. La evoco ahora porque es precisamente esa sonrisa la que vemos en este corto, y que tanto fascinaba a Bergman (¡y a quién no?)

Para entender la historia que cuenta, hay que tener presente el cuento de Andersen "La Princesa y el porquerizo", que a muchos de nosotros nos han contado de chicos, y que fue uno de los tantos cuentos popularísimos hasta que las nuevas pedagogías barrieron con ellos en los "queridos '70"... Quien no lo conozca o quiera recordarlo, encontré un excelente sitio con cuidada reproducción de todos los cuentos de Hans Christian Andersen; el nuestro está con el nombre de "El porquerizo".

En la historia de Andersen la ambiciosa princesa debe besar cien veces al porquerizo (no al puerco, como he leído copiados unos de otros en internet... ¡las cosas que se reproducen!) para quedarse con una insignificante caja de música. Ella, desde luego, no sabe que el porquerizo es un príncipe disfrazado. Pero cuando ya va avanzado el besuqueo aparece el Rey y echa del reino al porquerizo, pero también a su hija, la Princesa, que se queda así, por ambiciosa, sin caja de música, sin porquerizo, sin reino y sin el apuesto Príncipe (antes de los '70 teníamos muy en claro lo que se cuece "in hac lacrimarum valle").

Desde luego que el Rey actuó impulsivamente, asqueado por el repugnante olor del porquerizo; no así en el final reescrito por Bergman, en el que todo termina bien y en boda, porque el lacayo, además de dar una larga conferencia al oído del monarca acerca de la "teoría brisiana" del mal olor, sugiere que el porquerizo utilice no más ni menos que Bris, que como sabemos

dödan bakterierna, alltså: inga bakteier, ingen lukt!
mata las bacterias; y entonces: no hay bacterias, no hay olor



Cast: John Botvid (el Rey); Bibi Andersson (la Princesa); Curt "Minimal" Åström (el lacayo)

Curt "Minimal" Åström actuó indirectamente con bergman, en la ya mencionada "Divorcio". Lamentablemente no se nos dice en ninguno de los listados de casting quién es el porquerizo.

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